“Incesto” (Noviembre)
de Constanza Lagos, el miércoles, 24 de agosto de 2011, 23:34
Ella gozaba de ciertos privilegios; hija de familia muy humilde logro cierta holgura económica. De este modo su mente podía vagar en paz; de un cometa al otro o a Venus; Marte, el Sol.
A veces nadaba entre agujeros negros de infortunios; insomne, violenta. Esa bañera testigo de su cuerpo lánguido; radiante y hermoso. Sus caderas… Uno de los lugares más pictóricos de su plenitud. Aunque sus pechos; voluminosos y flotantes color aceituna podían hacer delirar escandalizados a hombres y mujeres y, sobre todo; a posibles maridos desafortunados…
Su arma era el silencio o su mirada baja; sabiendo que ella podía obtener lo que quisiera del universo, simplemente tomándolo a su antojo; hasta de las bestias más rebeldes.
Su sexo se hundía y limpiaba en aquella simple bañadera. Aunque maternal dueña de todos los secretos del submundo.
Leia hermosa con un cigarrillo entre sus finos labios marrones, la enciclopedia al azar y a veces garabateaba anotaciones azarosas y pretenciosas en sus márgenes. Cuando finalmente el vapor roía el libro que, sin más, quedaba enmudecido frente a la hembra lujuriosa.
Ese baño era el cuarto de comando de sus operaciones neuróticas. De allí brotaban el amor y la sangre; libremente fuera de la omnipotencia de su marido. De las hendiduras salía olor a sahumerio; cantos de sirenas, aromas selváticos y fogatas lejanas. Por las rejillas se agolpaban mil ojos hambrientos.
¡Ay de mí, esa mujer que provocaba mi locura y delirio!
Sus cabellos noche de medusa resquebrajaban las aguas turbias ávidos de aventuras.
Ese vapor energizante que salía del cuarto de baño erizaba mis pezones (Yo, otra femme)
Aquel lugar de templo imaginario más hermoso.
----------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario